El poeta romántico John Keats (1795-1821) acusó a Isaac Newton (1643-1727) de destruir la belleza del arco iris al desmenuzar su contenido, al haberlo “destejido”. Pedro Miguel Etxenike, presidente del Donostia International Physics Center (DIPC), discrepa: el sentido de belleza y maravilla que un científico experimenta al mirar la naturaleza no se destruye sino que se incrementa. Esa misma sensación tuvimos en 2018 cuando se celebró entre enero y marzo el primer ciclo sobre cine y ciencia Ahí fuera que organizamos conjuntamente la Filmoteca Vasca y el DIPC: la aproximación con ojo científico a un buen número de títulos clásicos y modernos de la historia del cine de ciencia ficción no sólo no desproveía a los mismos de su valor poético y artístico, sino que les confería un contundente valor añadido. Tres mil espectadores lo confirmaron y nos invitaron a repetir la experiencia en 2019. Lo hacemos ahora con nuevos ángulos: no sólo el de la aventura y exploración espacial (First Man, Salyut-7: Héroes en el espacio y Marte), también los nuevos retos que plantea la inteligencia artificial (2001: Una odisea del espacio, A.I. Inteligencia artificial, Ex Machina, Blade Runner y Blade Runner 2049), sumando la mirada microscópica a la telescópica (Viaje alucinante y El increíble hombre menguante), con un enfoque de género (Figuras ocultas) y añadiendo el eje revolucionario que supone la palabra “gen” al ciclo (Aniquilación). La aventura de la investigación científica genera procesos osmóticos con la aventura por definición que es el cine. Los avances científicos, como gran obra de la humanidad, se abren camino a través de la historia
entre la oscuridad de lo desconocido y las tinieblas de la ignorancia con la misma creatividad e imaginación que requieren los cineastas a la hora de ponerse tras la cámara. El cine y la ciencia son belleza. Se puede destejer el arco iris poéticamente.